jueves, 12 de mayo de 2016

Purgatorio


Un desorientado señor Jones se encontraba en medio de una muchedumbre bulliciosa, que como él desorientados, miraban frenéticamente de un lado a otro. El inspector de hacienda dio unos golpecitos en la espalda al hombre que se encontraba a su derecha. Llevaba un sombrero elegante, muy a la moda burguesa y eso, le inspiraba confianza.
-Disculpe caballero ¿sabría decirme donde nos encontramos?
-¿Que?- dijo con voz asustadiza el anciano mientras bajaba el abalorio mostrando su incipiente calva.
-No importa. Perdóneme.
Intentó recordar inútilmente lo último que había estado haciendo antes de aparecer allí. Nada.
Formuló varias veces la misma pregunta a la gente de sus alrededores, obteniendo el mismo resultado. Nadie sabía que era aquel lugar.
Jones al igual que muchos otros, intentó moverse hacía alguna dirección con esperanza de encontrar una salida fuera de gentío. Más y más gente, parecía que aquel mar humano no tuviese fin.
Cuando dedujo que habían pasado varias horas (su reloj no funcionaba desde que lo había mirado por primera vez), decidió sentarse a esperar, no sabía muy bien a que pero no tenía nada mejor que hacer.
Algunos vecinos (decidió llamar así a la gente que lo rodeaba) seguían intentando desesperadamente salir de allí, haciendo preguntas o lamentándose por que iban a llegar tarde a una reunión o al partido de tenis con su jefe.
También se habían formado corrillos de gente que hablaba de los penosos resultados de su equipo de fútbol, de la incompetencia de los políticos actuales, de los altos precios de la gasolina o del agradable clima que hacia allí. Y como es costumbre cuando se reúne una multitud, se iniciaron peleas, otros en cambio encontraron el amor, se abrieron botellas de alcohol y hasta se podían ver grupos de chiquillos jugando con una pelota confeccionada a base de su ropas.
El ruido que reinaba el lugar nada tenía que envidiar al clamor de la más gigantesca y legendaria batalla jamás librada.
En medio del barullo una voz grave y cargada de autoridad resonó por todos el extenso territorio.
-Sentimos la espera a la que han sido sometidos pero debía acabar el día para poder cerrar nuestras puertas..
Miles de cabezas apuntaron con sus miradas hacia arriba pues el mensaje parecía proceder de allí.
Después de unos segundos sin encontrar al mensajero, la muchedumbre volvió a recobrar el habla.
-¡Es dios!- dijo alguien.
-¡Son los extraterrestres!.
-¡Es una campaña de marketing!- exclamó otro.
Numerosas declaraciones se sucedieron hasta que volvió a hablar la incorpórea voz provocando el enmudecimiento general.
-Bienvenidos al purgatorio. Ahora se os materializara un cuestionario para determinar vuestro acceso al Cielo o al Infierno . Si mentís en vuestras respuestas, nuestro corrector lo detectará y solo os perjudicareis a vosotros mismos, por lo tanto ser sinceros.
-¿Es una broma? -gritó alguien.
-No es ninguna broma. Debido a la enorme cantidad de solicitudes que recibimos todos los días y a los recortes de personal que nos han impuesto, hemos elaborado dicho cuestionario para facilitar los trámites y efectuar nuestra labor de la manera más eficaz posible, evitando así grandes colas y reduciendo el estrés de nuestros empleados.
-¡La hoja de reclamaciones!- exigió entre risas un hombre que presentaba síntomas de embriaguez.
-Si tenéis alguna duda no dudéis en presionar el botón de la parte superior de vuestro bolígrafo e intentaremos solucionarla lo antes posible. Muchas gracias por su atención.
Jones comenzó a emitir unas sonoras carcajadas que asustaron a todo aquel que se encontraba en sus alrededores.
“Hay burocracia hasta aquí. Creo que conseguiré un ascenso rápidamente” - pensó mientras presionaba el interruptor.
-Disculpe ¿Es usted la autoridad competente para solucionar mi duda?
-Si ¿En que le puedo ayudar? -preguntó un ángel surgido de la nada.
-Vera, es que desconozco si la ley del Estado al que permanezco tiene vigencia aquí, o este lugar tiene su propia jurisprudencia. Le aviso que de ser así, debería haber unos estatutos claramente visibles con la legislación o me vería forzado a recurrir a los órganos de justicia...


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