miércoles, 20 de abril de 2016

¿Por qué tienen mala fama los deportes de contacto?

La opinión pública suele tener un punto de vista negativo sobre las artes marciales y los deportes de contacto, tildando de “macarras” y “violentos” a aquellos que lo practican o  siguen ese mundo.
Recuerdo tener que mentir a mi madre, diciéndola que iba al gimnasio o a jugar al fútbol para poder ir a entrenar a Muay Thai. Actualmente esta convencida de que hago algo parecido al Kung- fu en vez de MMA.
Siempre que un conocido me pregunta que si hay muchos “macarras” en mi gimnasio le digo que no. He entrenado en tres gimnasios distintos, practicando Muay Thai, Full-contact, Kick-boxing y MMA y jamás me he encontrado con uno de esos “macarras” que dice la gente que abundan en estos deportes. Los entrenadores que he tenido han sido siempre personas excepcionales que han sabido motivarme y sacar lo mejor de mi. No conozco a nadie que salga de un entrenamiento peor que cuanto entró y si he mejorado dentro de las disciplinas que he practicado, ha sido tanto como por los profesores como por los compañeros que me han enseñado cuando yo era un novato igual que yo enseño ahora a los nuevos.

Cuando guanteas,sabes a lo que vas, vas a luchar y puedes parar cuando quieras, aunque nunca quieres ser más débil que tu contrincante. Cuando la pelea acaba, no hay ningún mal rollo, furia o rabia. Has estado haciendo algo que te gusta y seguirás entrenando para ser mejor. 

JAMÁS HE IDO POR LA CALLE DESEANDO PEGAR A ALGUIEN

En cambio cuando he jugado al fútbol, he presenciado más de una pelea por un golpe insignificante, entradas a mala ostia, padres insultando a niños o a árbitros utilizando todo el repertorio disponible, valiéndose del racismo o el machismo. Todo esto en partidos sin importancia, en ligas juveniles y colegiales.
En nuestro país, los grandes medios de comunicación rechazan la aparición de noticias relacionadas con los deportes de contacto, salvo en los medios especializados. Me resulta sorprendente que tenga mala fama un deporte que quienes lo practican, lo hacen por que quieren, y que se incite y dote de un carácter casi religioso al fútbol. Ese deporte que vuelve a la gente estúpida, que provoca peleas entre hinchas de distintos equipos, que ocupa la primera plana en muchos periódicos, que cuyas noticias son las que más duran en los telediarios, que paraliza al país cuando los grandes equipos juegan y del que se valen grupos extremistas para expandir su ideología y me quedan otros muchos aspectos.
Tengo un amigo con el que actualmente entreno, que empezó en esto de las artes marciales hace cuatro meses. Pesaba 96 kilos y eso le hacia tener la autoestima por los suelos. Mi entrenador le ofreció la posibilidad de participar en un torneo pero debía bajar de peso hasta 85 kilos así que fijaron un plan y una dieta. Mi amigo llegó al campeonato pesando 80 kilos después de meses de sacrificio y esfuerzo pero con la sonrisa más grande que jamás haya visto cuando consiguió la medalla de plata. 
Me dijo “Siempre he pensado que era una persona blanda, sin fuerza de voluntad y que estaría condenado a ser gordo toda mi vida. Después de lograr lo que yo he logrado, de pelear como he peleado, sé que puedo hacer lo que quiera, no hay ningún reto que no pueda llegar a realizar. Ahora voy a por el oro”
Mi caso es similar pero distinto. Empecé a entrenar en Octubre y en una forma física deplorable. Tengo 22 años, durante mis años de adolescencia solía hacer mucho deporte pero paulatinamente lo fui sustituyendo por las copas y discotecas. Cuando empecé sudaba sangre, me costaba aguantar una hora y cuarto de MMA dos veces por semana sin que mi pulmón no estallase, os juro que sufría, pero me gusta sufrir cuando es por algo bueno.
Los primeros meses mis compañeros me derrotaban sin dificultad alguna. No podía dejar las cosas así que seguí entrenando. Ahora soy capaz de entrenar una hora y media de Muay Thai y otra hora y cuarto de MMA seguidas, además he conseguido mi primera medalla de oro en el primer campeonato al que he ido.

¿El ingrediente secreto? Superación. Algo que jamás había sabido lo que era hasta que no quise derrotar al que tantas veces me había derrotado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario