domingo, 17 de abril de 2016

Alcohol y filosofía


Curiosa es la forma de actuar de las personas. Recuerdo cuando durante mis años de adolescencia nos reuníamos un grupo de chicos de entre dieciséis y dieciocho años en un parque próximo al estadio Santiago Bernabeu.
Comprábamos unas litronas y nos sentábamos a beber hasta que fuera la hora de coger el último metro. Las primeras conversaciones eran sobre chicas y drogas. Nos fumábamos unos porros y seguíamos bebiendo y los temas que tratábamos iban cambiando hasta tal punto que siempre acabábamos hablando de filosofía, algo común en los momentos de embriaguez.
Llegué a tener la sensación de que no quedábamos para emborracharnos y fumar, si no para hablar de las preguntas que se hicieron los líderes de las corrientes del pensamiento.
Las discusiones se tornaban acaloradas. Gritábamos y nos insultábamos pero ¡Joder! Nos sentíamos como el puto Platón o Wittgestein por estar hablando de esas cosas un viernes por la noche.
Se iniciaban duelos entre algunos de nosotros. Cuando dos debatían, el resto miraba la pelea filosófica sin intervenir hasta que uno de los duelistas pedía opinión al jurado improvisado.
Recuerdo una batalla que tuve con mi mejor amigo por aquel entonces. Yo defendía el empirismo total, algo que sigo haciendo aunque de forma menos radical.
Él en cambio abogaba por las ideas de Ortega y Gasset. Decía que la experiencia y las
circunstancias son importantes pero que tenemos voluntad y poder para influir en el mundo. Capacidad para tomar decisiones y crear juicios basados en la decisión propia. Yo le rebatía diciendo que eso siempre era a causa de una experiencia anterior.
El duelo duro varios viernes, convirtiéndose en el más largo de la historia del parque. Durante la semana estudiábamos y leíamos teorías y autores con los que defender nuestras ideas y rebatir las opuestas. Nunca lo acabamos y me alegro. Ninguno fue capaz de convencer al otro. El jurado declaró empate técnico.
Los estudios reclamaron más atención, aunque a mi duelista y amigo poco nos importaban, cosa que al resto del grupo si. Poco a poco dejamos de quedar en aquel parque en el que bebía para poder hablar de filosofía.


No hay comentarios:

Publicar un comentario