sábado, 23 de enero de 2016

Quiénes somos y otras preguntas inconexas

Cuando pienso que quizás soy una, entre las millones de ideas de una sola mente encuentro humo.
Alguna teoría más “realista” es tan extravagante como esa, pues seguimos sin saber la respuesta a ¿Quienes somos?
¿Quién soy yo? Si por ser entendemos mi yo actual, te diría que soy una esponja, la suma de probabilidades que me han llevado hasta aquí, pero puede que me quedé mucho por absorber. Entonces para responder esa pregunta te diría que realmente yo, seré yo cuando muera y no pueda absorber nada más (si es que existe una muerte como nosotros teorizamos).
La vida es un puzzle y cuando lo acabas mueres. El tiempo ha ido creando las piezas que forman el tuyo y se ha valido de las circunstancias para elegirlas.
Hay quien dice que tenemos algo innato, voluntad, capacidad de elección. Yo creo que hasta esa misma “autonomía” se debe a algo, pero no sale de uno mismo sino de el entorno lo rodea.
Cuando naces, lo haces con unas posibilidades reducidas, quién “triunfó” fue por que pudo, no por que quisiese.
Un ejemplo muy sencillo, un jugador de fútbol profesional. Podríamos empezar diciendo que primero tendría que nacer sin ningún tipo de malformación, después que durante sus primeros años de vida hubiese gente de su entorno que practicase el deporte o que pudiese verlo por algún medio de comunicación y algo o alguien tendría que transmitirle el deseo de querer ser profesional. Si esa persona sigue viviendo y jugando tendría que hacer unos juicios valorativos y mantener el fútbol como primordial hasta conseguirlo. Pues imagínate que a esta persona le ocurren una serie de cosas, ya sea que sus padres fallecen y ya no puede jugar, se lesiona de por vida, estalla la guerra en su país, por presiones externas sucumbe a las drogas pues sus modelos a imitar son sus hermanos mayores, o justo cuando un ojeador de un equipo profesional va en busca de nuevas promesas él cae enfermo. Hay millones de situaciones que podrían convertirlo o no en jugador profesional.
No hay nada universal...
El bien de uno puede ser el mal de otro y viceversa. Matar a alguien esta mal. Hay muchos factores y motivos para desestimar esta afirmación. Imagínate que si matas a 20 personas salvas a 300. ¿Lo harías? En caso de que así fuese ¿Valdrían más las vidas de esas 300 personas? ¿Que opinarían los seres queridos de esas 20 personas? ¿Como se mide el valor de una vida? Las bombas que fueron lanzadas en Iroshima y Nagasaki mataron a más de 200.000 personas para “salvar” vidas. ¿Estuvo bien hacerlo? ¿Que te responderían los que allí murieron?
Quizás mi misión como idea es plantear esto y la de otra rebatirlo, puede que me equivoque o puede que no. Nunca sabre la respuesta a ¿Quién soy yo?


No hay comentarios:

Publicar un comentario