domingo, 10 de enero de 2016

Llamas

Fue la pasión de la juventud lo que me llevó a cometer semejante acto, pues anciano ahora no me arrepiento, pero carezco del valor ciego como arma.
El castigo que eternamente cumpliré, fue creado por el miedo de mis hermanos, temerosos de posibles represalias de su creación, a la que yo solo iluminé con fuego.
Considero mi tormento peor que el de Ticio, condenado a que sus entrañas sean devoradas sin descanso por buitres. Jamás podré besar a lo que de mi nació, pues dí a luz al ser que habita en las jaulas de carne y hueso.

Atado en las gélidas alturas no puedo instruir en el don que regalé, solo puedo observar como mi creación busca tristemente un padre que les enseñe.

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