Fue la pasión de la juventud lo que me llevó a cometer semejante
acto, pues anciano ahora no me arrepiento, pero carezco del valor
ciego como arma.
El castigo que eternamente cumpliré, fue creado por el miedo de
mis hermanos, temerosos de posibles represalias de su creación, a la
que yo solo iluminé con fuego.
Considero mi tormento peor que el de Ticio, condenado a que sus
entrañas sean devoradas sin descanso por buitres. Jamás podré
besar a lo que de mi nació, pues dí a luz al ser que habita en las
jaulas de carne y hueso.
Atado en las gélidas alturas no puedo instruir en el don que
regalé, solo puedo observar como mi creación busca tristemente un
padre que les enseñe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario